martes, 1 de julio de 2014

LA LUNA EN ESTÍO (Andrés Ibáñez)


Ha llegado el estío. Los jóvenes se tienden a la sombra de los álamos y contemplan cómo las mujeres de la aldea descienden en hilera a través de las altas hierbas para lavar la ropa en las piedras blancas de la orilla del río. Una de ellas, acalorada, se suelta un poco las ropas y, entonces, en el afán de su tarea, uno de sus pequeños senos se hace visible. Y uno de los jóvenes, que está enamorado de ella en secreto, se siente poseído por la tristeza y piensa que acaba de contemplar, en mitad del día, la luna inalcanzable.

2 comentarios:

  1. Señora cama ¿en qué habéis vos hallado
    que tenéis que estar siempre rechinando
    cuando en vuestro regazo está gozando
    su hermosa dama el fiel enamorado?

    ¿Tenéis acaso de su gusto enfado,
    que estáis lo que ellos hacen murmurando?
    ¿O vais a sus acentos remedando
    como a la voz el eco en hondo prado?

    ¿Gruñís porque os deshacen, picotera?
    Pues no os componen para estar compuesta,
    sino para mejor descomponeros.

    Guardaos y no os ganéis, por ser molesta,
    que aprieten los cordeles de manera
    que reventéis y no podáis moveros.

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  2. Mi patria son mis zapatos
    que van adonde yo digo;
    y no el suelo en que nací,
    que no pude yo elegirlo.

    (DANIEL HORMEÑO)

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